Los cuadros se suceden en un encadenado de tragedia, sangre y locura. Los protagonistas tratan de sobrellevarla internándose en un mundo que termina siendo irascible. No logran escapar. Parecen no comprender la magnitud de lo que sucede a su alrededor. Su pureza está llegando a su fin. La hediondez de su alma aflora y un sinfín de situaciones les refriega en la cara que este mundo está perdido.