Rocambole charló con los rosarinos y deleitó a los ricoteros



Rocambole en Rosario presentó Arte, Diseño y Contracultura en el Teatro Empleados de Comercio.


El libro recorre a través de sus doscientas páginas todo el trabajo de Rocambole, su universo estético y temático, desde La Cofradía, el arte ricotero, su obra plástica y la experiencia como docente. Se pueden encontrar además textos propios, ilustraciones, pinturas, aerografías, bocetos, dibujos, gráfica, fotografías y material inédito.

“Para un realizador visual siempre está presente el sueño del libro con imágenes donde esté parte de su obra. Amigos me han insistido y convencido de que lo hacíamos en esta época o ya no lo hacíamos. Contiene imágenes de varios aspectos de mi carrera", explicó Rocambole.

Arte, Diseño y Contracultura fue autogestionado por  Ricardo Cohen. A través del sitio Panal de Ideas recaudó en dos semanas el setenta por ciento del dinero estipulado para poder hacer realidad el proyecto, una muestra del amor profesado por los fanáticos del artista plástico y los amantes del arte que plasmó en las tapas de sus discos favoritos.

Además, para que las imágenes “no quedaran huérfanas entre las superficies blancas del papel”, el libro cuenta con textos de Skay, Poli, Miguel Grinberg, REP, Miguel Cantilo, Horacio Fiebelkorn, Diego Boris, Natalia Famiuchi, Carlos Mammini y Oscar Jalil quienes ponen luz a diversos aspectos del mundo creativo de Rocambole.
"Yo he trabajado bastante con la gráfica musical, desde la prehistoria del rock nacional. Yo empecé con algunos grupos de La Plata como La Cofradía de la Flor Solar, con amigos como Miguel Cantilo y Claudio Gabis hasta que en algún momento todo eso se convirtió en una especie de fenómeno y por eso las imágenes que yo hice se empezaron a difundir de una manera muy importante”. Así, se dio la posibilidad de hacer la primera tapa de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

En un breve repaso por algunos de sus trabajos, Rocambole recordó uno emblemático.“En esta época el grupo era una banda de amigotes que no tenía para nada posibilidades de producción. Todo había que hacerlo de una manera artesanal e independiente. Yo hice la tapa de Oktubre pero no es solo que la diseñé, en esos tiempos había que literalmente hacerla, o sea, había que salir a comprar la cartulina, cortarla, imprimirla, pegarla con plasticola, era una totalidad. Solo teníamos una mesa de serigrafía y en ese sistema se imprimió esta tapa”.
Desde esa austeridad económica, pero no creativa, se comenzó a gestar la artística del segundo disco de los redondos que contaba con canciones como “Jijiji”, “Preso en mi ciudad”, “Canción para naufragios” y “Motor psico”.

“Un diseñador debe adecuarse a las condiciones de producción. En este caso había que usar pocos colores, hacer formas no demasiado elaboradas, y por otra parte había que expresar el espíritu del concepto del disco. Había dos o tres temas que sonaban altamente emotivos, revolucionarios, como una especie de himno, entonces se pensó hacer un disco que fuera homenaje a todas las revoluciones. Nos pareció que el mes de octubre tenía muchas connotaciones revolucionarias. Para que denotara un poco más dimos vuelta una letra y eso hizo que tuviera cierto parecido con el alfabeto cirílico que usan los rusos. 

Los colores tenían que ser pocos porque en serigrafía cada color era una pasada y en la medida que se van multiplicando se hace un empaste bárbaro. Entonces fueron el rojo, porque no podía faltar en un disco revolucionario y la contraparte tenía que ser el negro que también daba la imagen de los primeros afiches anarquistas, imágenes de la guerra civil española, de la revolución rusa, y el blanco era para darle forma a las figuras. Se hicieron una a una siete mil, todavía recuerdo esa semana de trabajo, no teníamos dónde colgarlas, porque siete mil en una casa no hay dónde ponerlas a secar”. 

Esta imagen si bien fue la más precaria resultó adoptada por los seguidores de los redondos y tuvo una connotación tan fuerte que se fue conformando en un símbolo en si misma. Otra de las tapas recordadas fue la de La mosca y la sopa que esconde una insólita historia en su creación, en la que se valió de una puerta placa empapelada para comenzar la obra.

“A diferencia de Oktubre en este no había concepto. En este caso los único que sabía era el nombre del disco. Habitualmente trabajo por lo más elemental, lo más obvio, y desde ahí voy puliendo hasta que eso se convierte en otra cosa. Entonces dije ´voy a dibujar un plato de sopa y una mosca´. Pero pensé que no iba a funcionar y recurrí al diario del día. En esa época había una noticia importante que era la lucha de los jubilados por algunas reivindicaciones sociales. En una noticia adyacente decía que estaban haciendo una olla popular y pensé que lo podía relacionar con la sopa. Hice una imagen con alguien repartiendo sopa en una olla popular y algunos jubilados en relieve con papel mache y una pintura de un lechón  y un pescado en la boca aludiendo a una discusión que había tenido Solari con el director de la revista Cerdos y Peces”.

Pero a la obra de Rocambole le faltaba un elemento insólito que rompiera el orden, por eso continuó leyendo el diario hasta encontrar una noticia que lo inspiró. Según decían, los jubilados comían gatos. "Recordé que unos días atrás arreglando el techo de mi taller, levantando una chapa, descubrí un gato momificado, como un cartón. Lo guardé porque pensé ´esto me va a servir para algo´". Y así fue. Entre risas, como quien recuerda sus picardías, el artista concluyó su anécdota: "Lo pegué con Poxipol en el cuadro, le saqué una fotografía, unos retoques y quedó la tapa del disco”.

Escrito por Barbara Blati
@barbarablati

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